Un indómito Del Potro sentó las bases de la reacción, culminada por el ejemplar Delbonis. Argentina ganó, al fin, en Zagreb, su primera Copa Davis. Lo hizo en circunstancias extremas, viniendo de un 1-2 adverso tras perder el sábado el partido de dobles y con su número uno casi en la lona después de ceder los dos primeros parciales en el encuentro ante Cilic que abrió la jornada. El equipo capitaneado por Daniel Orsanic se impuso por tres victorias a dos y dio al país la anhelada Ensaladera, negada en las cuatro finales precedentes: en 1981, en Cincinnati, ante Estados Unidos; en 1986, en Moscú, frente a Rusia; en 2008, en Mar del Plata, contra España; y en 2011, en Sevilla, ante el mismo rival. La dificultad de la empresa, agravada por el desarrollo de la eliminatoria, aumenta si cabe el gozo de una afición que compitió en la ciudad croata con pasión pareja a la de sus jugadores.
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